miércoles, 15 de junio de 2022

Feria del Libro de Madrid 2022


¡Miércoles Addams!
Yo debería estar escribiendo, pero tenía que contar cositas.

    Este finde pasado estuve en la Feria del Libro de Madrid. Fueron tantos los momentos vividos que todavía estoy procesando todo. Os cuento:

    Lo primero que hice al llegar fue quedar con mi compañera y amiga Selva Palacios, con la que llevo más de un año hablando por instagram, wasap, contándonos media vida, hablando de libros y de todo lo que podáis imaginar. Nos fuimos para el Retiro a morirnos de calor y a conocer a mi autora favorita Lorena Franco. Aquí la foto que quedará para la posteridad aunque yo salga regulín. Fue muy fuerte tenerla delante, que me dedicara dos libros y poder regalarle yo el mío. Decir que se entretenía a hablar con todos sus lectores y eso me pareció admirable. 

    Después Selva y yo nos fuimos a comer y pudimos charlar largo y tendido. Nos intercambiamos un par de libros. Ella me pidió Inevitables y Hemos venido a jugar y yo me quedé con El don de Alicia y Reinas. Algún regalito más cayó por ahí jeje. Fue muy especial compartir esas horas con ella después de tanto tiempo y se nos pasó en un suspiro. ¡Ojalá repetir pronto! (Pero con menos calor, por favor).

    Por la tarde me fui al hotel a cambiarme porque me esperaba una cena muy especial. Había quedado con Tatiana y Jordi, también de Instagram, a los que había conocido en una lc de Lorena. Yo todavía no podía creerme que Lorena Franco iba a cenar con nosotros, pero así fue. La pobre llevaba en pie desde las cinco de la mañana, sin parar de firmar, no había podido pasar por el hotel a mediodía y siguió firmando por la tarde. Aun así, cenó con nosotros y eso dice muchísimo de ella.

    Todo el mundo dice lo bonita, especial y cercana que es, y tengo que decir que si eso se ve a través de la pantalla, es porque realmente es eso y mucho más. Lorena tiene una energía, una humanidad, una cercanía, humildad y bondad que te dejan alucinado. Pocas personas hay como ella y muy pocas autoras se entregan así a sus lectores, por eso se merece todo lo mejor, tanto a nivel personal como profesional.

    Lo mío con Lorena fue una conexión inmediata a través del primer libro que leí, El último verano de Silvia Blanch. Después de ese he leído todos los demás y me declaré fan suya, no solo como escritora, sino también como persona. El día que le dio me gusta a una publicación mía casi muero, el día que me dio a seguir toqué el techo con la cabeza del salto que pegué. Flipé al ver que siempre contestaba por instagram, ya que tiene casi veinte mil seguidores. A partir de ahí comenzamos a hablar de vez en cuando y yo soñaba con poder conocerla algún día. Lo que jamás habría esperado es poder compartir una cena con ella y estar hablando de anécdotas, libros, echarnos unas risas y poder abrazarla. Yo la miraba y pensaba: qué bonita es, tanto por dentro como por fuera. Lorena desprende luz y yo, como podéis comprobar, todavía sigo cegada. 

    El domingo lo pasé con mi hermano, que habíamos ido juntos a Madrid y todavía no nos habíamos visto, como aquel que dice. Comimos por Sol, brindamos, hablamos de lo bonito que es Madrid y recordamos la primera vez que fuimos, cinco años atrás. Ojalá repetir dentro de otros cinco o, si me apuras, cada año.

    No tengo más que palabras de agradecimiento a todos por hacerme vivir este increíble fin de semana que jamás olvidaré. A mi hermano, a Selva, a Tatiana, a Jordi y, por supuesto, a Lorena. Sigo en una nube. 

 

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