Supongo que leer te da el poder de sacar tus propias conclusiones acerca del mundo y por eso nunca me interesó que ningún sistema adoctrinado me inculcara valores hechos a medida.
Pese a ser muy distintas ambas nos comprendemos y acepta a la otra tal y como es. Eso es la amistad. Permitir a la otra ser quien es.
A veces tenemos que forzarnos un poco para ser otra versión de nosotros mismos.
Podemos ser quienes queramos y no pasa nada si nos sorprendemos experimentando por el camino. Está bien conocerse.
Lo importante es que encuentres a alguien que te haga vibrar y que te entregues como si fuera tu último día en la tierra. Pase lo que pase después al amor hay que entregarse en cuerpo y alma.
A veces, te cruzas con alguien con quien conectas tanto que cada beso es único, mágico, adictivo, como si sus bocas estuvieran hechas la una para la otra. Entonces un beso ya no es solo eso y se convierte en mil cosas más. Eso es lo que marca la diferencia.
Todos somos unos niñatos en algún momento, pero
también somos adultos y podemos ser valientes, cobardes, sinceros, mentirosos,
tiernos, ariscos, divertidos o un muermo total. Todos somos una mezcla de todas
las cosas a la vez.
Que se vuelva loca por mí y se deje de mierdas.
Quiero hacerle perder la cabeza y lo que ello conlleve después.
Se me ha ido la pinza, lo sé, pero
ya no hay vuelta atrás. O vamos hacia adelante o no vamos. Aunque me desangre
en el camino.
Necesitaba decírselo, ella tenía que saberlo. No
tendríamos que esconder las cosas buenas, aunque eso nos exponga tanto que el
sentimiento sea aterrador. Pero también es liberador y una vez más, el corazón
gana la partida. No sé si la ganaré yo, eso ya es otra historia, pero con la
verdad por delante y el pecho abierto en canal. Ese es el Oliver que quiero que
conozca, el que le estoy ofreciendo en bandeja. Ese es quién soy.
Y así de canalla, de arrogante, de irresistible, se
marcha por donde ha venido, después de convertir en arenas movedizas los
cimientos de mi persona con solo una idea, una imagen, un deseo. Estoy perdida.
Demasiado bonito para ser eterno.
Demasiado intenso para que pueda desaparecer. ¿Puede algo ser efímero si
todavía huelo a ella?
No hay finales alternativos para los que vamos por
la vida como una bala perdida. Pero confiaba. Porque yo siempre confío. Porque
siempre salto; de cabeza. Porque me entrego hasta que sangra.
Siempre habrá una excusa para los que quieren
encontrarla. Siempre hay una piedra para el que quiere tropezar, siempre hay un
«no» para el que quiere fracasar. Pero siempre, y escúchame bien, siempre, hay
mil motivos más para intentarlo
Todo lo que nos ocurre lo es, aunque a veces parezca cruel, injusto y nos haga sufrir. El sufrimiento forma parte de la vida y la vida consiste en esto —pone sus dos manos sobre mi pecho—. En sentir. Tú eres especialista en sentimientos, lo vives todo al límite.
Es inútil negar lo que el corazón grita.
Cuando algo está destinado a ser, no somos más que una eventualidad en el entramado del destino. Y… nosotros decidimos si queremos ser la pluma o la piedra en el camino.
Y hasta aquí por hoy. Si has leído Inevitables y te apuntaste alguna frase que no aparece aquí, me encantaría que la compartieras conmigo. Si todavía no lo has leído, pues ya estás tardando 😁
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¡Hasta el miércoles que viene!
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