miércoles, 10 de febrero de 2021

Mi proceso de escritura


¡Miércoles Addams!
Por aquí estamos de nuevo, casi a mitad de febrero, así de repente.

    Como anuncia el título, hoy quiero compartir cómo es mi proceso de escritura. Y digo "mi" porque no soy ninguna entendida (me considero bastante novel) y seguramente no tenga nada que ver con el de ninguna otra persona.

    Hace tres días (7 de febrero)  acabé de escribir la historia de S y Y. La sensación que se me queda después de ponerle fin a una historia con la que he convivido tanto tiempo, es indescriptible. Es como un vacío, a la vez satisfacción, ilusión, dudas, felicidad... De todo un poco. Ahora le estoy dando un repaso rápido para pasársela a mis lectoras cero y ya olvidarme de ella durante un tiempo porque mi cabeza ya ha cambiado de etapa. 

    El 9 de abril sale a la venta mi nuevo libro. Esta vez me he atrevido a dar una fecha de publicación y eso quiere decir que tengo que marcarme unos tiempos. La historia de C y O la terminé en agosto y desde entonces he ido puliéndola, pero aún le faltan los últimos retoques, además de la sinopsis, la portada, los capítulos, los agradecimientos... Es decir, falta todo el libro, porque el manuscrito solo es eso, un manuscrito. El proceso de convertirlo en libro es mucho más complejo y quiero hacerlo muy pero que muy bien. Es por eso que no me puedo dormir en los laureles. También quiero hacer algo que he visto a las grandes escritoras y es hacer la última corrección sobre el libro impreso. Eso ajusta mucho más los tiempos y suerte que a finales de mes voy a contar con unos días de vacaciones, porque ya empiezo a agobiarme, jeje. 

    En fin, que con todo esto en mente, me he dado cuenta de que tengo un patrón a la hora de escribir, crear historias, corregir, etc.

    Primero: la idea
Desde que la idea llega en forma de chispazo hasta que comienza a tomar forma en el papel, pueden pasar meses, incluso años. De hecho hay un par de ellas que llevan mucho tiempo encontrando su momento y ahí siguen, esperando. La idea es como un fogonazo, un atismo muy sutil de algo que no sabes qué es. A partir de ahí, conviviendo con ella, pensándola, imaginándola, surge la trama del libro.

    Segundo: escritura
Después de superar el miedo a la página en blanco y de avanzar unas cincuenta páginas más o menos, cuando la historia ya va tomando forma, llega mi parte favorita. La de vivir por y para escribir. La de sumergirme con los personajes en su mundo, en sus emociones. La de ir viéndolos avanzar, crecer, tropezarse, enamorarse, sufrir... Es una auténtica pasada.

    Tercero: repaso rápido, lectoras cero y pausa
Ahora estoy en esta fase. En la de corregir por encima (lo mejor posible) y dejarlo reposar un tiempo. Antes no lo hacía así, pero la perspectiva es importante y para ello es necesario dejar pasar las semanas e incluso los meses.

    Cuarto: puesta a punto
Como voy publicando un par de libros al año, mientras la historia que acabo de terminar espera su momento, pongo a punto la anterior. Esto conlleva todo lo que he explicado antes, desde corrección hasta diseño de portada, promoción y muchas cosas más. Es una fase complicada por los nervios, la autoexigencia, las dudas...

    Quinto: publicación y comienzo de nueva historia
Una vez se ha publicado el libro, toca cambiar de etapa y sumergirse de lleno con los nuevos personajes y su nuevo mundo. La historia ha ido tomando forma durante todo el proceso de correción y así, el ciclo comienza de nuevo. 

    Como veis, algunas etapas se solapan y la única que tiene exclusividad es la de redacción o escritura. Me meto tanto en la historia que sería incapaz de ir alternánola con otra cosa y eso hace que lo vivia tan intensamente. Se me hace raro ver todo esto por escrito, porque hasta ahora era algo que solo estaba en mi cabeza, como un plantilla un tanto difusa, pero sí que tengo un patrón y espero que se mantenga por mucho tiempo más. ¿Indefinido? ¿Es mucho pedir? 

    Ahora: fase de puesta a punto y rumiar la próxima idea. Hay dos disputándose el primer puesto, pero me falta información y tiempo de observación. Saber que no me pondré a escribir hasta abril es algo que no me gusta, pero es necesario, también así lo pillaré con más ganas y espero estar lista para entonces. Quizá pruebe una estructura diferente, por mucho miedo que de eso... 

Poco más por hoy, que me despido hasta el miércoles que viene que, con lo rápido que avanza el tiempo, será después de dos pestañeos, ¿verdad? ¡Feliz semana!

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