¡Miércoles Addams!
Hoy estoy actualizando el blog antes que de costumbre y es que esta tarde tengo una cita muy importante. Por fin vuelvo a tatuarme, que no lo hacía desde hace dos años y ya me picaban las ganas. Pero las cosas son como son y todo tiene su tiempo. Tampoco tenía claro qué tatuarme, pero después de este año tan intenso, raro, loco y no sé cuantas cosas más, este nuevo tattoo es el broche de oro perfecto para un año en el que me he comprometido más que nunca con la escritura.
Sí, el tattoo es un guiño a mi faceta de escritora y espero que quede tan bonito como en mi mente. En cuanto pueda os lo enseñaré. Este será mi octavo tatuaje y todos tiene un significado especial y una fecha clave. Supongo que por mucho que tratemos de pensar y planear, al final es la vida la que nos sirve la cosas en bandeja y me parece la forma perfecta de cerrar el año.
Un año de mierda, dicen por ahí... Aprovecho para confesar que no estoy de acuerdo con este tipo de afirmaciones. Nos ha caído encima una situación difícil, pero no somos ni los primeros ni seremos los últimos. Igual hablo desde la ignoranica ya que por suerte y de momento, mi familia y gente cercana están todos bien, pero me niego a catalogar un año entero de mi vida como algo por lo que brindar con la única ilusión de pasar página y olvidarlo. ¿Y todo lo bueno vivido? Porque hay muchísimas más cosas buenas que malas y solo de nosotros depende que la balanza no se hunda hacia lo negativo.
La actitud, la forma de pensar, el saber valorar, el ser agradecidos, honestos, disfrutar de las pequeñas cosas, saber quedarnos con lo bueno y aprender de lo malo. Todo suma y me niego a catalogar este año como el peor. Además, que siempre digo que el tiempo es una ilusión y nada cambiará por sumar una cifra a un calendario. Somos las personas las que tenemos esa responsabilidad.
¿Me estoy poniendo demasiado intensa? Lo siento, pero tenía que decirlo y siempre me pasa que tiendo a despedirme por anticipado. Dichosas manías... Para mí este año ha sido un año increíble, he disfrutado de la lectura y escritura, me he enfocado en lo que cada vez más se está convirtiendo en una realidad y todo lo que estoy recibiendo son cosas bonitas. No puedo estar más feliz y agradecida, así que, a pesar de ser la oveja negra (cosa a la que ya estoy acostumbrada), diré que mi 2020 ha sido un año de puta madre. Pese a todo y por encima de todo. Siempre tuve facilidad para ver el lado bueno de la vida y es algo de lo que me siento muy orgullosa.
Y ahora sí, después de este polémico discurso (siempre he sido de nadar contracorriente), me despido. ¡Hasta el miércoles que viene!
No hay comentarios:
Publicar un comentario