A veces tengo la sensación de que la mayoría de cosas se escapan de mi
comprensión. A veces me siento tan insignificante como realmente soy y veo cómo
el mundo gira a mi alrededor mientras yo sólo puedo mirar embobada y hacerme
mil preguntas.
Me veo a mí misma sentada en una silla, contemplando sin comprender todo lo
que pasa en torno a mí. Torbellinos de gente, de conversaciones, de sonidos
elevados, de prisas y sinsentidos que giran y giran y yo sólo soy capaz de
mirar, ajena. Es como si se tratase de otra dimensión diferente a la mía. Por
un segundo pienso que son mundos diferentes, que estoy en una serie de ciencia
ficción de esas que tanto me gustan, con universos paralelos y diferentes realidades.
Donde puedes verte a ti misma en la decisión que finalmente no escogiste y ver
las diferentes opciones.
Pero esto sólo dura un segundo y rápidamente vuelvo al mundo real, al mundo
donde se perdió el sentido común.
Actuamos incoherentes, hablamos discordante, pensamos inconexo, somos
absurdos. Y yo que me pregunto tanto, me vuelvo a preguntar ¿cómo sería
detenerse a pensar? ¿Cómo sería recuperar el sentido común? ¿Cómo sería ser
consecuentes?
Definitivamente nos hemos convertido en robots, con el piloto automático
permanentemente activado, programados para seguir una serie de instrucciones,
en un orden determinado, dormir y volver a empezar.
Sin hacer preguntas, sin cuestionar, sin detenernos a pensar. Sin usar lo
más valioso que tenemos y que nos diferencia de estar automatizados. La
capacidad de razonar.
Hay personas que llevan tanto tiempo con el piloto automático activado que
se han olvidado de su humanidad. Porque lo que pasa cuando piensas es que puedes
descubrir cosas que no te gustan, puedes descubrir verdades que duelen y todo
tu mundo se puede desmoronar en un segundo. Por eso hay gente que teme la
soledad, que teme el silencio.
Temerosos de ellos mismos, aterrados por su propio ser, encienden el botón y
nunca más lo vuelven a apagar.
¿Quién querría volver a pensar? ¿Quién querría atreverse a cuestionar? ¿Quién querría usar la razón si podemos activar el piloto
automático?...
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