Hoy os dejo por aquí un fragmento de mi libro "Fuegos de Sol". Os animo, tanto a los que habéis leído el libro, como a los que no, que dejéis vuestra opinión sobre la página, el libro o lo que queráis. ¿Cómo vais de fantasía? ¿Os gusta dejar que vuestra mente explore o la mantenéis a raya?
Nunca se me olvidará aquella vez que me convertí en pez. Crucé océanos, mares, hice amigos, me enamoré. Pero sobre todo nadé. Contracorriente y a favor de las olas también. Por aquella época solía sonreír bastante y lo único que tenía que hacer era disfrutar del mar, así que lo disfruté con todas mis ganas. Tanto sonreí y tanto nadé que fui reduciendo el nivel del mar hasta hacerlo desaparecer. Entonces me di cuenta de que tenía que sobrevivir en tierra firme y que mis aletas ya no tenían sentido y sin pensarlo dos veces me las corté.
Al principio fue un poco doloroso, pero rápidamente
me di cuenta de que estaba mejor sin ellas. Sin aletas y sin agua era imposible
desplazarme, así que me quedé un rato tomando el sol. Era la primera vez que
estaba completamente seco y aquello me gustó.
De repente y sin saber muy bien cómo me puse de
pie y comencé a caminar. ¡Me encantó poder caminar! Un paso detrás de otro y
otro. Me recorrí todas las tierras del planeta, varias veces incluso. Tanto
caminé que hice desaparecer todos los territorios del mapa y sin tierra y sin
agua sólo pude volar. Y volé, muy bajo al principio y un poco más alto después.
Y así poco a poco hasta que los cielos fueron mi hogar.
Y entonces un día morí. Fue un proceso lento y yo
sin duda sabía lo que iba a pasar, pero ni podía ni quería impedirlo. Ya está
bien de estar por ahí dando vueltas sin sentido, me dije y cerré los ojos.
Fue entonces cuando desperté. Había nadado tanto
que estaba exhausto, así que paré a descansar y el sueño pudo conmigo. Un sueño
extraño, sin duda.
¡Qué tontería! Soy un pez, siempre lo fui y por
supuesto, siempre lo seré.
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